2006/06/04

EDUARDO ROJO: Romagnoli y García-Nieto

Trabajo y emigración. ¿Viejas respuestas frente a nuevas realidades?


REPENSAR QUÉ TRABAJO EXISTE Y EN QUÉ CONDICIONES SE DESARROLLA A LA ALTURA DEL NUEVO MILENIO.

1. Cuando iniciamos un nuevo siglo es necesario repensar el concepto y la práctica del trabajo y la ciudadanía, tal como nos proponía el profesor Umberto Romagnoli en una conferencia pronunciada el 14 de noviembre pasado en la Fundación Utopía Joan N. García-Nieto de Estudios Sociales del Baix Llobregat, en un momento en que las relaciones políticas, económicas y sociales cada vez están más internacionalizadas y globalizadas, aunque este proceso no haya servido para reducir las diferencias entre los Estados ni dentro de cada uno de ellos entre sus ciudadanos. Con razón ha denunciado el Papa Juan Pablo II reciéntemente, en un discurso pronunciado el 4 de noviembre durante el encuentro con los gobernantes, parlamentarios y políticos con ocasión del jubileo, el escándalo de las sociedades opulentas de hoy "en las que los ricos se hacen cada vez más ricos, porque la riqueza produce riqueza, y los pobres son cada vez más pobres porque la pobreza produce pobreza", y que ello no se da sólo en el ámbito estatal, ya que ante el fenómeno de globalización de los mercados "los países ricos y desarrollados tienden a mejorar ulteriormente su condición económica, mientras que los países pobres – exceptuando algunos en vías de desarrollo prometedor – tienden a hundirse aún más en formas de pobreza cada vez más penosas", pidiendo después que se apueste por doblegar las leyes del mercado salvaje a las de la justicia y la solidaridad.
2. Ciertamente cambia el trabajo y la ciudadanía en la Europa del tercer milenio. La afirmación se refuerza con los datos y reflexiones recogidos en la Memoria del Director General de la Organización Internacional del Trabajo, Juan Somavia, presentada a la sexta reunión regional europea de esta organización que se llevó a efecto el pasado mes de diciembre, cuyo volumen I lleva el expresivo título "El trabajo decente en la economía de la información", y en el que se afirma que "el futuro de la política social (es decir el futuro de la política que afecta a los trabajadores en especial) se está jugando actualmente en Europa, en donde se están configurando las respuestas a los problemas sociales que entraña la mundialización".
Dicho futuro está condicionado, además, por los cambios que se producirán en el mercado laboral en los próximos años y que cualquier política de empleo deberá tomar en consideración; según datos aportados por la Comisión Europea se producirá el descenso de la población joven y el incremento de la población madura y de la tercera edad laboral: entre 1995 y 2025 el número de jóvenes menores de 20 años disminuirá en nueve millones y medio, un 11 % respecto del número actual; el grupo de 20 a 59 años disminuirá en más de 13 millones, un 6’4 %, mientras que los adultos de más de 60 años aumentarán en más de 37 millones, es decir en más de un 50 %, debido al acceso de los baby-boomers de los años 50 y 60 a la edad de jubilación. En algunos países de la Europa comunitaria el crecimiento de la población en los últimos años se ha producido no tanto por el incremento natural de la población sino principalmente por el aumento de las migraciones, de tal forma que países como Grecia, Italia o Suecia hubieran decrecido en población si no se hubiera producido dicho fenómeno migratorio. Por lo que respecta a España cabe apuntar ahora un dato complementario que guarda relación con ese fenómeno: se daría un descenso de la población si no fuera porque la natalidad de las mujeres inmigradas es superior a la de las españolas. En efecto, la media de las segundas es de 1’07 hijos por mujer, mientras que en las procedentes de África es de 1’6 hijos y en las que llegan de América central y del sur es de 1’39. Según los últimos datos cerrados sobre movimiento natural de población (registros de nacimientos y de fallecidos), de 1998, esta sólo creció en 4682 personas, mientras que los hijos nacidos de parejas en que la madre o el padre son extranjeros fueron 20.706, por lo que es correcta la afirmación de que "descontados esos hijos nacidos de extranjeros, la población nativa no tendría capacidad para reponer los fallecimientos".
En el informe del Director General de la OIT se hace especial referencia, pensando en el conjunto europeo, al efecto de la deslocalización de los puestos de trabajo y sus efectos sobre el tejido empresarial de toda Europa, afirmando que "en la medida en que en Europa se están combinando las capacidades profesionales en información y comunicaciones de sus regiones occidental y oriental, entre las que existen diferencias sustanciales de costos laborales y de otra índole, la difusión de las TIC (tecnologías de la información y conocimiento) podría redundar en grandes cambios por lo que se refiere a la división del trabajo en el continente" Las nuevas tecnologías inciden muy directamente en el empleo de personal cualificado, y ante la falta de éste en numerosos países europeos "los círculos de empleadores están ejerciendo presiones para flexibilizar las leyes de inmigración", algo sobre lo que alerta el informe cuando se refiere al efecto útil para los países receptores pero que puede "desencadenar una fuga de cerebros en los países de origen de los trabajadores". En esta misma línea, una reciente Comunicación de la Comisión Europea analiza algunos aspectos problemáticos de las migraciones y enfatiza el coste que supone para la economía local de los países en desarrollo el que la emigración "sea de los más cualificados y emprendedores de la población, ya que (estos países) son los que menos pueden permitirse perder las inversiones que han hecho en educación y formación, particularmente de los beneficiarios de enseñanza superior".
Pongamos sobre la mesa un dato importante para repensar el trabajo. En Europa, "mas de la mitad de la fuerza de trabajo de los países europeos más ricos está ocupada en actividades que consisten principalmente en el manejo de la información. En cuanto a su contenido, el trabajo está cada vez más basado en el conocimiento y menos en la actividad física". La economía del conocimiento es ya una realidad en Europa, con crecimiento del empleo de directivos, profesionales y técnicos dos veces superior a la media desde 1994, tal como se puso de de manifiesto en la semana del empleo celebrada el pasado mes de noviembre en Bruselas, dedicada precisamente a esta cuestión y en donde se constató, a partir de datos ofrecidos por las instituciones comunitarias, que son los países que más han crecido en dicho ámbito del empleo los que más ocupación generan, es decir que "los países que crean empleos los crean en el conjunto de los sectores, incluidos aquellos que emplean personas menos cualificadas, aún cuando crecen más en los sectores de materia gris", y que los países que tienen una tasa elevada de personas en el mundo del trabajo con título universitario (ej: Suecia) "son también los que se benefician de una tasa de empleo más elevada, sensiblemente por encima de la media de la Unión".
3. Ahora bien, es muy importante analizar y reflexionar no sólo sobre los cambios acaecidos en el crecimiento del empleo y su incremento en los nuevos sectores de la economía, sino que también ha de prestarse atención a su calidad y a los nuevos riesgos que se están desarrollando y que afectan a las condiciones de trabajo. Analicémoslos brevemente a continuación.
Preocupados durante mucho tiempo por la problemática del desempleo no hemos prestado especial atención a una cuestión que cada vez adquiere más importancia en el mundo laboral, y mucho más en un momento en que el desempleo tiene tendencia a la baja, cual es la de la calidad de nuestro trabajo, es decir de nuestras condiciones laborales. Por ello es de suma oportunidad la publicación de la tercera encuesta europea, efectuada el pasado año por la Fundación Europea para la mejora de las condiciones de vida y de trabajo, a 21.500 trabajadores asalariados y autónomos (1500 por cada Estado miembro, menos Luxemburgo con 500) sobre sus condiciones de trabajo, y cuyos resultados más significativos paso a comentar.
A) Se produce un aumento de los problemas de salud, debidos en gran parte a las malas condiciones de trabajo. Por ejemplo, el estrés es un problema para el 28 %; la fatiga general para el 23 %; un 33 % sufre dolores dorsales y casi la mitad de los encuestados afirman trabajar en condiciones dolorosas o penosas.
El trabajo es cada vez más intenso, y su carácter evoluciona porque cada vez más está condicionado por el cliente, usuario o paciente, y más centrado en las tecnologías de la información. Los trabajadores temporales e interinos sufren peores condiciones de trabajo que los trabajadores fijos. Se trabaja "con prisas y con tensión", ya que el 21 % de los encuestados considera que no dispone de suficiente tiempo para realizar su trabajo.
La encuesta demuestra la existencia de una fuerte relación entre el stress, los dolores o molestias musculo-esqueléticas y las características de la organización del trabajo tales como un trabajo repetitivo o con un ritmo de trabajo elevado; este último también guarda relación con los problemas derivados del incremento de los accidentes de trabajo.
B) Aunque ha aumentado la autonomía del trabajador en su actividad, el trabajo repetitivo y monótono sigue teniendo bastante importancia; de tal forma, un 32 % de los encuestados declaran efectuar tareas repetitivas de una duración inferior a 10 minutos, y un 22 % de duración inferior a un minuto. Si bien aumenta el número de personas que pueden influir sobre su horario de trabajo, ello es debido a que es así para el 84 % de autónomos, mientras que sólo afecta al 36 % de los asalariados, y además la influencia es mayor para los hombres (47 %) que para las mujeres (41 %).
C) Un dato relevante debe destacarse: la proporción de personas que trabajan con ordenador (aunque sea de forma ocasional) ha pasado del 39 % en 1995 al 41 % en el 2000, siendo mayor la incidencia entre los asalariados (43 %) que entre los autónomos (33 %). Repárese en la importancia que ello tiene de cara a una regulación adecuada de la seguridad y salud en el trabajo para el cada vez mayor número de trabajadores que pasan cada día muchas horas delante de la pantalla del ordenador.
D) Cada vez hay más diferencia entre aquellos que trabajan poco y quienes trabajan mucho en términos de horas de trabajo: el 16 % efectúan menos de 30 horas por semana, mientras que el 20 % de los encuestados (el 14 % de asalariados) trabajan más de 45 horas semanales. Añádase a ello que la duración media de los trayectos cotidianos de ida y vuelta al trabajo es de 38 minutos, si bien hay un 18 % que declaran que dedican a ello más de 60 minutos diarios. En ocasiones parece que el "reparto del trabajo" no consista en que cada vez se trabaje menos horas por todos, sino que unos pocos concentren la mayor parte de la actividad.
E)Sigue siendo elevado el número de personas que trabajan con jornadas distintas de la (cada vez menos) "clásica". Así, un 18 % presta sus servicios en horario nocturno, un 22 % trabaja a turnos, el 47 % trabaja el sabado y el 24 % el domingo. Esta flexibilidad alcanza también a los horarios de trabajo ya que la irregularidad de estos afecta diariamente al 41 % de los encuestados.
En la presentación de los datos de la encuesta el Presidente de la Fundación, R. P. Bodin, afirmó que los resultados de la misma muestran la necesidad de un debate sobre la calidad del trabajo en Europa, tesis que comparto plenamente, ante la situación de concurrencia y competencia incesante que vivimos y ante la evolución de los cambios en los empleos y ocupaciones. Se afirma, y debe valorarse seriamente, que respecto a las encuestas anteriores "las condiciones de trabajo no mejoran, e incluso empeoran en algunos aspectos", pues si bien ciertamente hay mejoras, estas no llegan a compensar los empeoramientos. Por ello es importante debatir sobre esta cuestión, ya que hasta ahora el elevado nivel de desempleo en Europa había ocultado durante largo tiempo otras situaciones preocupantes como son el deterioro y la perdida de calidad de las condiciones de trabajo para un número no desdeñable de personas.
Para el director de la encuesta, P. Paoli, es importante subrayar que los europeos trabajan menos pero a un ritmo más acelerado, y que la flexibilidad en todas sus formas (tiempo de trabajo, organización, mercado de trabajo) ha devenido una de las características del trabajo en el año 2000, con importantes repercusiones sobre la vida familiar y social de los trabajadores. Como combinar flexibilidad y seguridad en el trabajo también es otro de los retos del futuro inmediato.
En fin, la encuesta alerta también sobre la necesidad de adaptar los indicadores tradicionales para evaluar las condiciones de trabajo a los cambios acaecidos en el mundo del trabajo, ya que la población laboral continua feminizándose y envejeciendo, y el modelo masculino e industrial cada vez es menos válido para estudiar la complejidad de las situaciones y de los nuevos problemas que aparecen. De ello también deberían tomar nota las organizaciones empresariales y sindicales para adaptar sus pautas de actuación en el mundo laboral.
4.Junto a un trabajo más cualificado y gratificante en muchas ocasiones, aprovechando las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías, surgen, como ya he apuntado, nuevos problemas e inquietudes respecto a la degradación de las condiciones laborales a causa de los cambios tecnológicos. El informe de la OIT hace referencia a "la invasión de la vida privada del trabajador", con especial atención a los problemas derivados del control que puede ejercer el empleador sobre la utilización de Internet y el correo electrónico del empleado", o que las computadoras permitan llevar a cabo "un control estricto y en tiempo real de la productividad del trabajador", citándose el ejemplo de los centros de atención telefónica "donde una medida de productividad es la duración de cada conversación telefónica, lo cual se supervisa sin reparos", afirmándose que ello supone un fuerte estrés para el trabajador, ya que no se toma en consideración "ni el humor ni la actitud verbal del cliente al que se está atendiendo". Precisamente una reciente propuesta de Directiva comunitaria subraya la incidencia que Internet está teniendo sobre las estructuras tradicionales del mercado, trastocándolas al aportar una infraestructura común mundial para la entrega de una amplia gama de servicios de comunicaciones electrónicas, poniendo de relieve que "los servicios de comunicaciones electrónicas disponibles al público a través de Internet introducen nuevas posibilidades para los usuarios, pero también nuevos riesgos para sus datos personales y para su intimidad". El profesor Ulrick Beck ha puesto de relieve recientemente que nuestras sociedades occidentales empiezan a adaptarse a realidades y tipos de normalidad no occidentales que no anuncian nada bueno, "pues la desregulación y la flexibilidad introducen en Occidente como normalidad lo que durante tiempo fue una catástrofe superable: la economía informal y el sector informal", provocando además una mayor debilidad sindical la informalización de las relaciones laborales y contractuales.
5.Debemos repensar el trabajo y la ciudadanía a la altura del tercer milenio siempre tomando en consideración que los problemas relacionados con el trabajo interesan, y preocupan, a gran parte de dicha ciudadanía.
En España esta afirmación se confirma con los datos del barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas realizado durante los días 23 a 27 de septiembre de 2000, en donde el paro se sitúa como el segundo problema denunciado por los españoles (el primero es el terrorismo), con un 63’7 % de respuestas en este sentido, mientras que sorprende que la precariedad en empleo sólo sea considerada por el 1’5 % como uno de los tres problemas principales en España, y también sorprende, y de no de forma positiva precisamente, que uno de esos tres problemas sea la inmigración a juicio del 6’7 %.
Y si bien no parece preocupar en exceso la precariedad, sí que deberían hacer reflexionar a toda la población los preocupantes datos sobre encadenamiento de contratos temporales que se recogen en un reciente informe elaborado por el Gabinete técnico confederal de CC.OO, y que ponen de manifiesto que más de un millón de trabajadores, el 31 % de los temporales, "tienen una antigüedad en la empresa superior al de su contrato actual", y que en 1999 "el 82 % de los contratos que se realizaron con personas que habían tenido más de diez relaciones laborales en el año, habían sido con la misma empresa".
Es muy importante también que repensemos el trabajo y la ciudadanía analizando los datos reales del mundo del trabajo. Aunque el barómetro del CIS se refiere al conjunto de la población, los datos no dejan de ser significativos (y ponen quizás en entredicho para España algunas de las ideas apuntadas en los Informes internacionales mencionados): un 69’9 % de los encuestados no utiliza el ordenador, destacando que un 23’4 % no lo hace porque no le hace falta en su trabajo y un 27’6 % simplemente "porque no le interesa", además de la respuesta preocupante de un 18’5 % que afirma que "es muy mayor para aprenderlo". Sólo utiliza Internet un 17’3 %, y un 22’1 % ni siquiera sabe qué es. Una herramienta de trabajo que muchos pensamos que es básica en el momento presente, el correo electrónico, es utilizado sólo por el 16’1 %, mientras que el 33’9 % ni siquiera sabe qué es, y el 49’9 % lo conoce pero no lo utiliza. Como puede observarse, falta mucho camino por recorrer en España en la potenciación del uso de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento.
5. Para repensar el trabajo y la ciudadanía, cada vez más habrá que referirse no sólo a la cantidad de trabajo sino sobre todo a la calidad del trabajo, como he apuntado con anterioridad, así como al correcto ejercicio de los derechos laborales, constitucionales y legales, en la empresa, pues no se olvide, por ejemplo, que en España los datos de desempleo son semejantes a los que existían en 1983 (13’2 % según la EPA del tercer trimestre de 2000).Lo que cada vez más se cuestiona en la práctica es precisamente esa calidad, en especial en los trabajos que realizan inmigrantes porque los nacionales no desean realizarlos o porque los empresarios prefieren a trabajadores inmigrantes por el menor coste económico que les suponen.
Por citar ahora un empleo concreto ajeno al ámbito español, "en Francia, de la hostelería-restauración a las cosechas de frutas, pasando por los subcontratos de la construcción y de la confección, el derecho al trabajo apenas existe. Se trata, más que de empleos que rechazan los franceses, de empleos denominados 3D (demanding, dangereous, dirty: difíciles, peligrosos y sucios), para los cuales en términos de condiciones de trabajo y de disponibilidad los empleadores franceses no quieren a trabajadores franceses considerados demasiado exigentes".
6. Repensar el trabajo y la ciudadanía implica, en fin, retomar una cuestión a la que hemos hecho referencia con anterioridad y que adquiere especial relevancia en el momento presente: la deslocalización de la actividad productiva.
Dicha deslocalización es especialmente relevante en algunos sectores para actividades intensivas en mano de obra (industrias textiles, de confección y de calzado), no siendo de extrañar por las diferencias existentes en los costes de mano de obra, que pueden ir de los 10 dólares/hora en los países europeos en la industria textil a los 0’45 dólares/hora que se pagan de promedio en algunos de los mayores exportadores de prendas de vestir, como son China, Indonesia, Paquistán y Viet Nam. Además de otros problemas especialmente preocupantes como son la existencia de talleres clandestinos, el trabajo infantil y el trabajo forzoso, y también que "casi la mitad de la mano de obra mundial dedicada a la producción de textiles, prendas de vestir y calzado son mujeres, sobre las que se ceban las desigualdades salariales".
7. En definitiva, a las puertas del nuevo milenio debemos repensar muchos conceptos y prácticas de las relaciones laborales, desde la perspectiva de garantizar los derechos del ciudadano trabajador, y pongo delante el término ciudadano porque cada día más los problemas que acaecen en la empresa no se refieren sólo a las estrictas relaciones de trabajo sino al pleno ejercicio de los derechos constitucionales de la persona. Ciudadanía que debe ir de la mano con mayores garantías de seguridad en su vida laboral, lo cual no es incompatible en modo alguno con una bien entendida flexibilidad; incluso en el que se califica como paraíso de las reglas flexibles en el trabajo, EE. UU., un excelente conocedor de su realidad social, el profesor Vicenç Navarro, afirmaba hace poco tiempo que "no es cierto que estemos asistiendo al final del trabajo fijo. En los EE.UU. los empresarios más inteligentes se han dado cuenta de que la variable más importante para aumentar la productividad es la satisfacción y el compromiso del trabajador en lugar del miedo".
de 1931, en el que se dispone (art. 31) que "el derecho a emigrar o inmigrar queda reconocido y no está sujeto a más limitaciones que las que la ley establezca".
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